Aislamiento y falta de apoyo institucional: el grito de una mujer trans
Los lectores escriben sobre la transfobia, la política de Donald Trump en EE UU y los prejuicios que sufren los musulmanes en España

Soy una mujer trans que aún vive bajo el control de una madre fanática religiosa que limita mi libertad. Desde hace años, mi madre me ha aislado de cualquier relación que no esté vinculada a su iglesia. He intentado pedir ayuda: tras un intento de suicidio el año pasado, recurrí a servicios sociales con la esperanza de encontrar un apoyo real para asumir mi identidad y romper con ese aislamiento. Pero lo que encontré fue una respuesta fría, burocrática y poco efectiva. No estoy sola en esta lucha silenciosa. Muchas personas adultas, sobre todo quienes pertenecemos a colectivos vulnerables como el LGTBI, seguimos viviendo bajo un control familiar que nos niega el derecho a ser quienes somos. Sin embargo, cuando pedimos ayuda, a menudo nos encontramos con instituciones saturadas, indiferentes o que no entienden la gravedad de estos entornos. Al compartir mi historia en redes, incluso he recibido respuestas como “espabílate” o “hazlo sola”. Me pregunto: ¿de verdad la sociedad espera que alguien que ya ha tocado fondo, y que carece de red de apoyo, lo solucione todo por sí misma? ¿Qué papel deberían jugar las instituciones para proteger la autonomía y dignidad de personas adultas atrapadas en estas situaciones?