Año nuevo, problemas viejos para la moda
Según todos los pronósticos, al negocio del vestir le espera otro ‘annus horribilis’. En especial al sector del lujo, que trata de recuperar la confianza perdida entre sus fieles con una reconversión creativa como no conocía en tiempos. 2025 también puede ser el año en que los diseñadores cambiaron de silla peligrosamente
El lujo se queda sin clientela. Si buscaban un titular/cebo que dé cuenta de lo que le espera al negocio de la moda en 2025, ahí lo llevan. La crónica de una debacle anunciada, en realidad, que cualquiera podía interpretar los signos prácticamente desde principios de 2024, cuando los primeros espadas del sector comenzaron a acusar un descenso de las ventas —y, por tanto, de los beneficios— que para el último ejercicio fiscal era un clamor. Entonces se habló, sobre todo, de la desaceleración de las economías de los principales mercados (el chino y el estadounidense), de la inflación e incluso de las pertinentes tensiones geopolíticas que suman inestabilidad e incertidumbre al cuadro. Hasta que, casi a finales de año, se admitió por fin que la causa del problema, aunque compleja, resultaba mucho más simple: el hastío y la desafección de los compradores por un producto cada vez más cuestionado porque su precio (desorbitado) hace tiempo que no se corresponde con su valor.