Antònia Font rindió al Liceu en el último concierto de su gira de teatros
La banda mallorquina, infalible, cautivó con sus mejores gemas


Si el humor no acompaña dado el acoso de incontrolables tribulaciones, mejor no ir a un concierto de Antònia Font, aunque este sea en el severo Liceu, como ayer fue el caso. Si no hay ánimos y se intuye será difícil bailar y cantar es mejor quedarse en casa pues aunque la música tenga carácter curativo permanecer sentado en la butaca mientras todo el mundo alrededor está en pie y brinca es un castigo. El sujeto queda convertido en el funesto de la boda, un ser tristón y mustio que incluso puede recibir alguna mirada de incomprensión. Por supuesto siempre que no se trate de alguien ya mayor al que se le permite disfrutar en la butaca, eso sí, sin ver más que los cuerpos de alrededor, no el escenario. Eso acentúa la soledad, ciertamente. Podrá decirse que esto pasa en todos los conciertos de artistas de éxito, pero es que los mallorquines llevan décadas de éxito, lo que convierte la algarada de su público en algo muy reseñable. Liceu lleno y todo el mundo cantando casi desde el arranque del concierto, no sustancialmente distinto a los que vienen haciendo desde que abandonaron su hibernación en 2022. Era el último concierto de la gira de teatros y auditorios y fue como siempre: una alegría para todo el mundo.