‘Burnout’ maternal: no es la crianza sino el contexto
La ausencia de conciliación y la desigual carga de cuidados son factores que llevan a las mujeres con hijos a sufrir agotamiento físico y emocional. Sus consecuencias son el distanciamiento emocional o la saturación en el rol de cuidadora, e incluso puede tener un impacto en el bienestar del menor

Las redes sociales, los corrillos en la puerta de los colegios o la literatura se han convertido en el escaparate del agotamiento de las madres. Madres que lamentan el cansancio extremo al que el día a día les arrastra. Cuando ese agotamiento es excesivo y tiene un impacto negativo en la relación con los hijos, el entorno o una misma, puede hablarse de burnout maternal, un término de uso común, pero no clínico, que describe la intensa fatiga física y emocional debido a las altas exigencias de la crianza. El concepto nació para explicar los efectos de la cronificación del estrés laboral en el ámbito sanitario y ha sido objeto de diversos estudios desde hace cuatro décadas. Pero fue Denis M. Pelsma quien realizó en 1989 la primera investigación —Parent burnout: Validation of the Maslach Burnout Inventory with a Sample of Mothers (Burnout parental: Validación del Maslach Burnout Inventory con una muestra de madres, por su traducción al español)—que aplicó la teoría del burnout al contexto de la crianza.