Busco bomberos privados. Pago lo que sea
Dios dejó entrar en el arca del diluvio al único humano de su generación que le pareció justo; hoy le costaría encontrar candidato
La tarde en la que la luz de las llamas empezó a competir con el atardecer tornasolado de Los Ángeles, un hombre de negocios llamado Keith Wasserman lanzó un grito de socorro a través de sus redes: “¿Tiene alguien acceso a bomberos privados para proteger nuestras propiedades de Pacific Palisades? Necesito actuar rápido. Pagaré cualquier cantidad”. No tardó mucho en arrasarle una lengua de fuego compuesta por la furia de los miles de ciudadanos que sí eran capaces de ver lo que él no: a los otros.