Camino del sueño olímpico: Iñigo Martínez de Albornoz, un esquiador de montaña con alma surfista

El donostiarra compite este fin de semana en Boí Taüll en busca de una de las dos plazas masculinas para los Juegos de Milano-Cortina

Feb 1, 2025 - 05:00
Camino del sueño olímpico: Iñigo Martínez de Albornoz, un esquiador de montaña con alma surfista

Los abuelos de Iñigo Albornoz se conocieron en la nieve. También sus padres, esquiando. Nacido en Donosti, prácticamente en la playa, lo más lógico es que Iñigo se hubiese dedicado al surf, de hecho es una de sus grandes pasiones. Sin embargo, aspira ahora a convertirse en deportista olímpico invernal de la mano de su especialidad: el esquí de montaña. En apenas un año, en los próximos Juegos de Milano-Cortina, dos hombres y dos mujeres podrán representar a España en el estreno olímpico de las pruebas individuales de esquí y de relevos en la modalidad de sprint, una oportunidad que ha cambiado la vida de los aspirantes. Iñigo Albornoz, ingeniero, 28 años, ha reducido al mínimo su jornada laboral en el Wave Garden de Aizarnazabal (Gipuzkoa), una empresa pionera en la creación de olas artificiales y que conoce un éxito creciente: “Se trata de una oportunidad única de alcanzar el sueño olímpico, así que me ha tocado dejar un poco de lado mi vida habitual para aprender de nuevo a entrenarme, ser rápido, explosivo y al mismo tiempo resistente”, explica. En el caso de que lograse clasificarse para los Juegos, si entrase en la final se jugaría las medallas en apenas dos minutos y medio de agonía vertical y unos 40 segundos de descenso frenético sobre unas tablas ridículamente ligeras y estrechas. Se trata de una prueba tremendamente exigente desde el punto vista físico y técnico, con transiciones obligatorias en las que los esquiadores han de quitarse las tablas, colocárselas en la mochila y ascender a pie un tramo de escalera para remontar una pala final, quitarse las pieles sintéticas que impiden que resbalen durante el ascenso y lanzarse hasta la meta. Todo se juega en milésimas. Perder un segundo en una transición puede desalojar del podio a cualquiera.

Seguir leyendo