Carlos Alcaraz y los 28 errores que invitan a la reflexión
Por primera vez desde 2022, el español cierra la gira norteamericana de vacío tras firmar una actuación “muy pobre” en Florida, donde volvió a chirriar su derecha
Paga Carlos Alcaraz el precio de la excepcionalidad: derrota prematura, alarma disparada. Y a él mismo le cuesta dar con la respuesta. “Ha sido un nivel muy pobre por mi parte. No he jugado bien y físicamente tampoco me he sentido bien”, intenta razonar. “Antes del partido, me sentía bien y me veía preparado, convencido de que podría ofrecer un buen nivel. Pero no ha podido ser. Después de lo que ha pasado, no sé muy bien qué decir. Irme así duele mucho”, prolonga el murciano, apeado a las primeras de cambio (5-7, 6-4 y 6-3, tras 2h 18m) por el belga David Goffin en Miami. Es decir, se cierra para él un frustrante paso por el cemento norteamericano, que deja un poso decepcionante y cierta inquietud, pero no tanto por la premura de la eliminación en Florida —alcanzó antes las semifinales de Indian Wells— como por las sensaciones desprendidas por su tenis. Desubicado y sin patrón, desconocido con la derecha, el tropiezo invita al análisis a fondo. Esto no responde a un despiste, sino sencillamente al mal juego.