Cataluña enchufa su reindustrialización a la producción de baterías para coches eléctricos
Dos proyectos estratégicos, en Sallent y en Mont-roig del Camp, aportan inversiones millonarias y afianzan la apuesta por reavivar con electricidad el sector automovilístico


En la carrera para atraer inversiones que sitúen a Cataluña como un territorio clave para la nueva cadena de valor del vehículo eléctrico ha habido más reveses que triunfos. En el ámbito del producto final, la oportunidad que se abrió con el cierre de la antigua Nissan en la Zona Franca de Barcelona ha terminado con la llegada del fabricante de coches Chery y su alianza con Ebro para fabricar coches eléctricos, pero en el camino hubo negativas como la del fabricante Great Wall Motors y proyectos fallidos como el de QEV Technologies. Y en el ámbito de las baterías eléctricas, paso previo primordial para abastecer la demanda de los fabricantes de vehículos verdes, y que la Unión Europea considera como un objetivo estratégico, Cataluña también se ha visto adelantada: por la Comunidad Valenciana, donde el grupo Volkswagen instalará su gigafactoría de baterías en Sagunto con una inversión de 10.000 millones de euros, y por Extremadura, donde la compañía del grupo chino Envision proyecta una gigafactoría de baterías de litio, asociada a una mina de donde se extrae este material. También por Aragón, que se beneficia de la apuesta del grupo Stellantis. Con todo, Cataluña cuenta con una gran baza: la fábrica de Seat en Martorell, que ya ha empezado a electrificarse, y dos otros proyectos logran situar a Cataluña en el mapa de la electrificación de la industria de la automoción, que además revitalizan territorios un tanto olvidados: las fábricas de componentes de baterías proyectadas en Mont-roig del Camp (Tarragona) y en Sallent (Barcelona).