Ciudades españolas que van a dar que hablar
Degustar un arroz alicantino o un bacalao a la tranca en Zamora. Escanciar mucha sidra en Asturias. Un dulce de convento en Llerena y el silencio de la Ibiza sin discotecas
Alicante es la Capital Española de la Gastronomía 2025. Ibiza acaba de cumplir 25 años como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Desde hace un mes es Patrimonio Inmaterial la cultura sidrera asturiana, de la que Gijón sabe más que ninguna otra ciudad. Zamora —próxima sede de Las Edades del Hombre— y Llerena —recién admitida en el club de los pueblos más bonitos de España— completan la lista de las ciudades que hay que visitar este año sí o sí.
Gijón, la 'gran manzana'
Si la sidra es sinónimo de Asturias, Gijón debería ser la capital regional, y más ahora que la cultura sidrera acaba de ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En ningún otro lugar del Principado hay tantos productores (22), ni tantos chigres —sobre todo en Cimavilla y en el barrio de la sidra, en El Llano—, ni se celebran tantas fiestas sidreras (10), incluido un macrofestival veraniego en el que se consumen más de 30.000 litros y los notarios del Libro Guinness verifican si se bate o no el récord mundial de escanciado simultáneo: ¡9.796 al unísono en 2022! La estatua de Augusto de Gijón no está enseñando a sus tropas la corona de laurel del triunfo, como hacía la original de Roma, sino cómo se tira un culín: “¡Ave, César, bien escanciau!”. Un sitio que no hay que perderse es Sidra Trabanco, un lagar con cien años justos de historia y unos toneles de madera del tamaño de galeones. Y otro, el Jardín Botánico Atlántico, en cuyas 25 hectáreas hay 12 variedades de manzanos, ocho de pomas buenas para hacer sidra y cuatro para adornar los fruteros.
Las edades y los 'lobos' de Zamora
Será en septiembre cuando se inaugure la XXVIII edición de la exposición Las Edades del Hombre y aún es pronto para saber qué obras se verán y dónde. Zamora es la ciudad con más templos románicos (¡28!) de Europa (y del mundo, porque en Australia pocos hay). En la catedral se alojarán algunas de las muestras, seguro. Otra cosa es que el elevador y el paseo por las cubiertas estén listos y se pueda admirar de cerca el cimborrio cubierto de escamas, como una loriga, antes de que acabe este ciclo expositivo, a finales de 2026. Zamora, además de iglesias románicas, está a tope de lobos: las 50 esculturas de Baltasar Lobo —torsos curvilíneos y orondas mamás jugando con bebés— que asedian el castillo medieval. Al lado hay un museo Baltasar Lobo. No debe confundirse el castillo con la zona de los Lobos, la de los bares donde todo el mundo va a tapear. Aunque, si se da el caso, no pasa nada: se toma un bacalao a la tranca y se sigue la ronda artística.