Cómo explicarle un chiste a un juez
El último ha sido Héctor de Miguel, pero por los juzgados han pasado tantos cómicos que sería hora de incluir una asignatura de teoría del humor en los planes de estudio de Derecho

Las dos enseñanzas básicas que asimila el humorista principiante son: no reírse de los propios chistes y no explicarlos. Cuanto más serio se enuncie y más directo sea, más altas sonarán las carcajadas. Nada hay más anticlimático en una cena con amigos que a alguien le moleste un chiste o pida que se lo expliquen. Es el efecto Cenicienta al dar las doce: dan ganas de pedir la cuenta y llamar a un taxi.