Cómo hacer atractivos empleos poco sexis
Del mundo asegurador a la minería, encontrar jóvenes en sectores sin mucho tirón es un reto que puede resolverse con innovación y beneficios asociados al salario

Es esta una España distinta a la de hace una década. Un país donde infinidad de sectores no encuentran empleados que la abracen. La logística, la agricultura, la energía, la construcción, las manufacturas, la gestión de residuos, la minería, los seguros o el mundo naval buscan recuperar un atractivo perdido frente al talento joven e inquieto entre fronteras tecnológicas. Esta lista de amores contrariados es similar a la de otros países de la Unión Europea. Las compañías deben cambiar su imagen si quieren ser más sexis a ojos nuevos y distintos. Los chicos buscan tecnología, digitalización y, con limitaciones, el trabajo a distancia. Saben que el desamor continúa recordando al sabor de las almendras amargas y que las empresas deben transformar su narrativa para atraerlos. Si fuera una novela, en el arranque —apunta Ines Drieselman, vicepresidenta de Carreras de IE University— debería figurar el impacto social (resaltar cómo estas organizaciones contribuyen al bien de la sociedad), la innovación tecnológica (mostrar el uso de técnicas avanzadas) e historias inspiradoras (compartir casos de éxito). Una narración nueva que hablase, también, de sostenibilidad, inclusión y diversidad. Un tránsito difícil para una firma minera o naval.
La generación Z no se pone la camiseta de la empresa
Toda generación es la némesis de la que le antecedió. La generación Z “huye” de ese esfuerzo para encontrar un trabajo fijo como han hecho sus padres. “Que nadie piense que se pondrán la camiseta de la empresa. El propósito máximo que se les puede pedir es el compromiso”, avisa Carlos Royo, profesor del departamento de Personas y Organización de Esade. Y recuerda una encuesta de Gallup que revelaba que en Europa de cada 20 trabajadores 8 estaban comprometidos y 4, bien se les podría incluir dentro de esa posibilidad de dimisión silenciosa. O de un rendimiento escaso. Trabajar en el invierno demográfico.