Conspiraciones, protestas y disgustos: esto es lo que ocurre cuando cambia el logo de una marca
Las marcas forman parte de la cultura. De ahí que los recientes rediseños de la imagen de Jaguar y Burberry hayan generado un revuelo virtual que no hace más que crecer
Cuando el Atlético de Madrid transformó su escudo, simplificándolo, ordenando sus elementos y redondeando sus esquinas, una parte de los socios se indignó tanto que, tras un referéndum, el club se vio obligado a recuperar la versión anterior, en uso desde 1969. Otros rediseños más o menos acertados también han enfurecido a seguidores de clubes como el Ajax o la Juventus. Pero el fútbol, dirán algunos, es una excepción: un hervidero de sentimientos casi religiosos cuyos símbolos, por tanto, resultan casi sagrados. Sin embargo, otros rebrandings recientes como los de Jaguar o Burberry (dos empresas británicas que representan los valores más tradicionales de sus respectivos sectores) generaron reacciones similares. En general, el revuelo virtual no hace más que crecer cada vez que un isotipo conocido (lo que comúnmente conocemos como logo) sufre cambios.