Crece el consumo de casquería: de provocar rechazo a ser un producto en alza en España
Denostada durante años, los españoles consumimos en 2023 cerca de 29.500 toneladas de casquería, por un valor de 184 millones de euros. Esta carne procedente de despojos y vísceras pugna por atraer a nuevos comensales


Durante siglos, la casquería ha sido una de las enseñas del recetario tradicional español. Mollejas, hígado, sesos, callos, gallinejas o manitas de cerdo y cordero forman parte de la cultura culinaria nacional con más solera. Lógico, por otra parte, pues en tiempos de escasez, aprovechar al máximo la carne del animal era cuestión de mera supervivencia. Además de económica, su valor nutricional es innegable. Estos productos son ricos en hierro, proteínas, minerales —como el potasio, fósforo, selenio y zinc—, y vitaminas liposolubles A y D, por lo que son ideales para incorporarlos a una dieta equilibrada. El problema es que su aspecto es poco atractivo, y comprarlo provoca rechazo y aprehensión en muchos paladares.