Cuentas pendientes
Determinados tipos de gente nunca deberían llegar al poder o al dinero, pero siempre acaban dentro
Hay un momento en la película Maixabel en que la mediadora le pregunta al etarra qué fue lo que hizo que se arrepintiese. Él contesta vagamente que no fue algo concreto, sino varias cosas. Ella le pide que diga una. Y él dice: llegar a la cárcel, encontrarse con los dirigentes de la banda y descubrir que eran unos mediocres. “Ese momento”, me escribe una amiga, “en que ves que todo funciona igual: ETA, el Gobierno, tu equipo de fútbol, las empresas, hasta las familias”. Quizá demasiado contundente, pero no demasiado equivocada. Hay varios tipos de gente que nunca deberían llegar al poder o al dinero, pero siempre acaban dentro. Uno, mi preferido por poético, es ese agrandado tan aferrado al futuro que ya se dedica a anotar cuentas pendientes; personas que se comportan como si ya fueran sin haber sido, y que a veces consiguen vivir y hacer vivir a los demás en su propio espejismo: alguien de quien alejarse cuando aún hay tiempo y distancia. Hay otro, más simpático pero igualmente peligroso, que es el que aprende el oficio de rico antes de serlo, y sabe tanto de modales, protocolo y personalidades que te preguntas a qué espera Dios a darle el dinero que merece: suelen estar mirando escaparates, y suelen, también, acabar en brazos de un mecenas social que lo desclasa y le da, al menos, un simulacro de la vida a la que aspira. Hay un tipo más de gente, esta pequeña intelectualmente y formalmente espantosa, que se encuentra en ámbitos de vanidades. El hombre al que el talento le da la espalda e insiste sin suerte, pobre, encontrándose rechazo o burla; necesitado de algo para vivir, acaba mandando —el mediocre nunca lo es del todo: siempre es brillante arrastrándose— sobre aquellos que sí tienen el talento y la fama que nunca tendrá. Esto, por cierto, le ocurrió a David Gistau con uno de sus jefes que, sólo ahora, con David muerto, ha escrito que Gistau no era para tanto y que a él le leían más. Los derechos, será.