Cultivar la fricción
El neoliberalismo ha traído de la mano un individualismo feroz cuya consecuencia, entre otras, ha sido que los seres humanos signifiquemos cada vez menos los unos para los otros


La etnógrafa Anna Lowenhaupt Tsing escribió en 2004 su ensayo Fricción. Una etnografía de la conectividad global. En él cuenta sus investigaciones en las selvas de Indonesia, cuando las comunidades locales se vieron invadidas por empresas que buscaban explotar el caucho, y el conflicto entre los campesinos, los ingenieros, los ecologistas y el Gobierno creó lo que llama zonas fronterizas que, afirma, provocan salvajismo, entremezclan visiones, hiedras y violencia. Sin embargo, Tsing señala cómo esas zonas de fricción son también un territorio rico para que aparezca lo nuevo, algo que habrá que aprender a regular juntos.