Daniel Kahneman y el suicidio asistido
Las razones del premio Nobel de Economía son también mis razones para argumentar a favor de la muerte asistida, apelando a la libertad individual cuyo ejercicio no hiere a nadie

Hace casi un año, el 27 de marzo de 2024, el premio Nobel de Economía 2002 Daniel Kahneman (quien no era un economista, sino un gran psicólogo del comportamiento y de la toma de decisiones) falleció en Suiza. Hasta allí el recuerdo de una gran obra, en la que Kahneman criticaba el principio de racionalidad de la conducta cuyos supuestos eran irrealistas, proponiendo una representación mucho más verosímil del comportamiento humano hecha de atajos mentales y heurísticas en las que las personas son menos racionales que razonables. En efecto, es un gran irrealismo pretender que las personas tienen tiempo y poseen una disposición ilimitada para informarse antes de tomar decisiones sobre sí mismas en el mundo, por ejemplo en el mundo económico: las personas piensan rápido y lento (Pensar rápido, pensar despacio es el título de uno de sus más reconocidos libros junto a Amos Tversky), pero sin agotar ni consumir nunca completamente la información disponible.