Donald Trump no ha tenido lugar
El presidente de EE UU, con ayuda de Musk, ha colapsado el sistema informativo a base de volumen, velocidad y teatro

Aún sigo en X la cuenta de un viejo contacto laboral, un ejecutivo estadounidense a quien hace unos años hubiera definido como moderado. Últimamente está desatado: sus viejos e inanes mensajes corporativos sobre justicia social han sido sustituidos por crueles apoyos a Musk, Trump o Vance. Da la impresión de estar enganchado, él también, a la sensación dopaminérgica de urgencia y acción transmitida por el Gobierno estadounidense a través de las redes. No parece darse cuenta de que forma parte de una sofisticada máquina de propaganda moderna. En la misma red, otro antiguo compañero, un doctor en económicas muy capaz, pregunta cómo mantenerse informado de qué medidas anunciadas son reales y cuáles no, de cuáles están en marcha y cuáles son más bien bravuconadas tumbadas por la justicia. Está sepultado por la avalancha de noticias, como yo. Recurro a dos citas de Jean Baudrillard. Para el primero: “Tenemos una necesidad apremiante de simulacro, incluso de la guerra, mucho más apremiante que de leche y mermelada o de libertad, y poseemos la intuición inmediata de los medios para conseguirlo”. Para el segundo: “En vez de hablar del nivel de tolerancia social a la inmigración, haríamos mejor hablando del nivel de tolerancia mental a la información. Respecto a este, podríamos decir que ha sido deliberadamente superado”.