Donald Trump se va a vengar de todos
El presidente de EE UU, en su segundo mandato, avanza por la vía que conduce hacia la dictadura

Si en el primer mandato de Trump la actividad presidencial estuvo dominada por el caos, la venganza es un rasgo fundamental de su retorno autoritario. La verborrea es acción y se concreta en la purga contra los que le impugnaron o humillaron durante la pasada legislatura. Las víctimas van desde activistas de la universidad hasta despachos de abogados pasando por altos mandos militares. Es fascinante y pavoroso contemplar cómo el presidente de los Estados Unidos derriba cotidianamente valores y fundamentos de la democracia más poderosa del mundo. Pero nada que sorprenda. No fueron pocos los conservadores que lo advirtieron: el Trump 2.0 avanza por la vía de desolación que conduce hacia la dictadura. Esa deriva la acelera en un motor moral: el afán de venganza con el trastocamiento de valores que implica. La orden ejecutiva del jueves, que impulsa una contrarrevolución excluyente en el modo de pensar la complejidad de su país, es un ejemplo paradigmático de su desbocada pulsión autocrática. Su objetivo, según sus palabras, es la restauración de la verdad y la cordura en la historia de su país. Su causa profunda puede ser el afán de ajustar cuentas. Veamos el caso del señalamiento del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericanas.