‘E-mail’ y la pobreza de vocabulario
Lo que sucede ante nuestros ojos con la antiquísima palabra “correo” ejemplifica la reducción léxica de hoy
Las noticias sobre las comunicaciones entre los involucrados en el caso de Alberto González Amador han recuperado en boca de periodistas y testigos un extranjerismo que hasta hace poco se evitaba en la prensa: e-mail o mail, traducible como “e-correo” (que casi nadie usa), “correo electrónico” o simplemente “correo” (pues el contexto hace innecesario el adjetivo). ¿Hay alguna necesidad de este anglicismo? Ninguna. Ni siquiera el deseo de no repetir “correo”, porque en muchas ocasiones este término no se halla cerca y en otras aparece email como primera mención; y además siguen existiendo sinónimos o hiperónimos como “mensaje”, “texto”, “comunicación”… y todos los pronombres.