Eco de fascismo
Apenas llevan tres meses en su regreso a la Casa Blanca y el desmadre desatado parece contundente. Hay un flujo constante del viejo imperialismo

Umberto Eco sugirió antes de irse de este mundo nuestra obligación por señalar con el dedo y la mirada fija a los paladines de la ira y el rencor, los nostálgicos totalitarios y en resumen, los renacidos fascistas que parecían ascender y resucitar burbujeantes. Quizá Eco no pudo imaginar lo pronto que ha llegado la ebullición del renovado fascismo cuyo eco resuena ya tan cotidiana y llanamente que una desidiosa mayoría parece no querer ni levantarles el meñique ante sus delirios.