El Barcelona es adictivo con Hansi Flick
A pesar del carisma de Lamine, se trata de un equipo más que de un plantel con tendencia a la individualización, a diferencia del año 2003, cuando la luz de Ronaldinho sacó al barcelonismo del confesionario en el que le había metido Joan Gaspart

El barcelonismo ha pasado de preguntar por el resultado de su equipo —Qué ha fet el Barça?— a organizar la agenda en función de los días de partido —Com quedem per veure el Barça?—. Vázquez Montalbán llamaba por teléfono a la redacción cuando estaba de viaje para saber sobre la suerte del último encuentro del FC Barcelona. “El resultado del Barça es mi cordón umbilical con la vida, el síntoma que todavía conservo cierta tensión energética”, sostenía Manolo. Aquella necesidad vital de entonces se había convertido en una curiosidad interesada para no quedar en fuera de juego en las muchas conversaciones que se daban en la ciudad y en el país después de una jornada de Liga o de Copa de Europa. Hasta que Hansi Flick llegó el pasado verano al banquillo y la gent blaugrana se enganchó al Barça.