El barrizal de la judicialización amenaza la ley de eutanasia
Grietas en la ley han tolerado que la organización Abogados Cristianos haya sometido a una joven parapléjica a un largo proceso sin legitimación para ello y que el Tribunal Superior de Cataluña avale que un padre pueda frenar en la justicia la eutanasia de un hijo aunque no tengan relación


En las últimas semanas el barrizal de la judicialización amenaza la aplicación de la ley de eutanasia. Noelia, la joven parapléjica de 24 años cuyo padre se opone a que reciba ayuda para morir dignamente, ha ganado la primera batalla en los tribunales, pero está perdiendo otra muy principal: que reciba esa ayuda sin ser sometida a interrogatorios abusivos en una sala del crimen, ni acosada sin miramientos por abogados que se adjetivan cristianos y desgranan doctrinas en lugar de derechos. Dos juezas de Barcelona han paralizado desde hace casi un año la eutanasia a Noelia, aún cuando una de ellas, la magistrada Irene Urbón, en sentencia del pasado día 4, reconoció que el padre no está legitimado para actuar en nombre de la hija. Sin embargo, decidió seguir el proceso, aunque a puerta cerrada. Sorprendente decisión, que no se justifica pese a una sentencia posterior muy bien argumentada en favor de la joven. El de Noelia no ha sido el único caso. Hace unos días, El Tribunal Superior de Cataluña (TSJC) avaló que un padre pueda frenar en la justicia la eutanasia de un hijo aunque no tengan relación. Se trata de Francesc, un hombre de 54 años que pidió la muerte digna tras sufrir tres ictus y dos infartos. Ahora, tendrá que pasar por un juicio antes de recibir la eutanasia, después que el TSJC estimara el recurso de apelación del padre.