El brote de sarampión en Texas pone contra las cuerdas a un sistema de salud raquítico
La falta de recursos para la sanidad y el crecimiento del movimiento antivacunas dificultan el enfrentamiento a la peor ola de contagios en tres décadas

El 25% de los condados de Texas no tienen un hospital: 64 de 254. Y en el oeste de Texas, un inacabable llano seco y poco poblado que se expande hacia el vecino Nuevo México, eso obliga a tener paciencia y a ser creativo en medio del mayor brote de sarampión —una enfermedad declarada erradicada en Estados Unidos en el año 2000— en 30 años. Sin salas de aislamiento de verdad, se han adecuado espacios independientes, en algunos casos en otros edificios municipales vacíos, para hacer pruebas, cuentan los medios locales. Y una vez hecha la prueba, hay que conducir docenas de kilómetros con ella para poder enviarla al laboratorio. Luego, esperar hasta dos días más para el resultado, periodo en el cual el posible contagiado podría estar propagando el virus. Mientras, los casos confirmados aumentan en un clima en el que la única respuesta comprobada efectiva, la vacuna triple viral (SRP en español, o MMR en inglés), suscita profundas sospechas.