El caos como doctrina económica
Los principales socios comerciales de Estados Unidos deben buscar alternativas ante los aranceles caprichosos y erráticos de Trump

El discurso de Donald Trump de este martes ante el Congreso de Estados Unidos ha dejado claro que su Gobierno ha iniciado una guerra comercial que no distingue a aliados de rivales y que ha llegado para quedarse. Las consecuencias de esa política, así como de la incertidumbre que genera, empiezan a dejarse notar sobre la economía: el consumo en EE UU registró su mayor caída en enero y la confianza de las empresas anotó en febrero su mayor descenso desde 2021. Los mercados parecen haberse dado cuenta de pronto de que lo que creían bravuconadas para mejorar la posición negociadora de la Casa Blanca, una táctica de empresario matón, es una realidad. Sus consecuencias son inmediatas: mayores costes para las empresas, subidas de precios para los consumidores, menor crecimiento, más inflación y un freno a las rebajas de tipos. Desde el anuncio de aranceles del 19 de febrero, las Bolsas han perdido todas las ganancias que habían acumulado desde la elección de Trump.