El complejo camino de la agorafobia: “Tras una vida limitada por el miedo, puedes conseguir olvidarte de él”
Evitar lugares o actividades que provocan angustia llevan a quienes sufren este trastorno a buscar refugios para no repetir ese temor incapacitante

Águeda González tuvo el primer ataque de pánico a los 18 años. De ahí a estar encerrada en casa fue solo cuestión de tiempo. “Empecé a dejar de hacer cosas por miedo al pánico y cuando más cerraba el círculo, más ansiedad sentía”, cuenta. Llegó a no salir de casa si no iba acompañada e incluso a no poder estar sola en casa. Su única preocupación era evitar la ansiedad y el miedo. “Cuando era niña ya tenía comportamientos agorafóbicos. No iba nunca a casa de mis amigas a jugar, ni a excursiones, ni podía estar mucho tiempo sin estar al lado de mi madre”, recuerda. Después, desde los 14 hasta los 18 años, vivió una especie de tregua en la que notaba ansiedad, pero no le impedía hacer cosas.