El emperador toca la lira tras prender fuego al mundo
El mayor problema del trumpismo no es solo que haya roto con Europa y con la tradición occidental americana, sino que lo hace desde la ignorancia

Trump no está preparado para presidir la mayor potencia mundial. Su negacionismo le hace despreciar la evidencia, su egolatría transforma sus mentiras en verdades absolutas (aunque reversibles a conveniencia) y su prepotencia deforma la realidad en un permanente plató de televisión donde grabar su show diario. El acuerdo con Ucrania alcanzado en Arabia Saudí se podía haber cerrado en el Despacho Oval. Pero necesitaba escenificarlo (“ya tenéis suficientes minutos de televisión” dijo a los medios presentes) como fortaleza preparada y teatralizada. Vive en un mundo paralelo, como nos dijeron que le ocurría a Nerón. La complejidad del momento no cabe en sus teorías, tan simples, como contrarias a la tradición americana (y occidental) cuando no, directamente falsas.