El gran timo de los remedios contra la resaca
Uno de enero, día oficial del dolor de cabeza, repetir “no bebo más” y buscar “remedios contra la resaca” en Google. En modo servicio público Comidista, repasamos las evidencias de los que se venden como tal
Por si los villancicos, el empacho de turrón y “cocinar, cocinar, hasta enterrarnos en el mar” no fuese suficiente, en estas fechas hay que lidiar con el ciclo infinito de encuentros-resacas-encuentros-resacas que se van solapando hasta que te ves a ti mismo tomando el vermú mientras albergas la esperanza de que el chocolate con churros del desayuno que te has metido hace media hora aplaque las náuseas resacosas de la fiesta de ayer.
El metabolismo importa, y la resaca no se va bebiendo más alcohol
Se han propuesto numerosos mecanismos que desatarían la tormenta resacosa. La presencia de congéneres, sustancias que se forman en la destilación o la fermentación, podrían contribuir a la intensidad de los síntomas. También podría ser por la alteración de neurotransmisores o por el impacto que tiene el alcohol sobre los procesos inflamatorios y la respuesta inmunológica. O por daños en las mitocondrias, que son los orgánulos que nos proveen de energía y que en el cerebro siempre trabajan al límite, de forma que un pequeña alteración puede afectar a numerosas funciones cerebrales (puedes encontrar más información sobre estas hipótesis en estudios como este o este).
Durante un tiempo la teoría más plausible echaba “la culpa” a la presencia en sangre de acetaldehído, una sustancia intermedia que se forma al metabolizar el alcohol. Pero el acetaldehído se transforma rápidamente y no llega al cerebro, así que no parece una hipótesis muy probable como se justifica en El papel del metabolismo del alcohol en la patología de la resaca alcohólica. Según este estudio, parece que una velocidad de metabolización del alcohol lenta que hace que el etanol permanezca más tiempo en la sangre sí que podría estar detrás de una mala resaca.
En contra de la creencia popular, la resaca no se mitiga tomando una “dosis” de una bebida alcohólica al día siguiente para paliar un supuesto síndrome de abstinencia, por mucho que los anglosajones hablen del hair of the dog refiriéndose a ese trago resacoso. Como se explica en Resaca alcohólica: una revisión crítica de los factores explicativos, se puede descartar que sea un síndrome de abstinencia porque en este los síntomas son mucho más graves –incluyendo alucinaciones y espasmos– y aparecen a las 24 horas de dejar de beber, mientras la resaca se presenta solo unas pocas horas después y dura un día como máximo. Además, el síndrome de abstinencia aparece solo tras un consumo crónico de alcohol y los parámetros fisiológicos son distintos de los que se muestran en la resaca.