‘El mal querer’: la obra maestra de Rosalía que confirmó el mito y calló bocas
El disco combinó toda la tradición de su aprendizaje del flamenco con la influencia de la escena urbana global y la del Raval, que llevaba años definiendo el sonido de Barcelona

Pasa cuando las artistas se convierten en un fenómeno imposible de esquivar. “Mírala, otro producto industrial”, dicen los descreídos para invalidar su éxito. En inglés, ese concepto peyorativo se llama “industry plant” y vendría a ser la creencia conspirativa de que las artistas superventas, casi siempre mujeres, son poco más que vasija vacías sin capacidad creativa. Más que por méritos, la teoría apunta a que si esas estrellas deslumbran es porque un ejército de señores las ha moldeado al gusto del mercado, dictando y milimetrando cada uno de sus pasos. Lo hicieron con Lady Gaga, con Billie Eilish, y lo intentaron, sin éxito, en los inicios de Rosalía Vila Tobella. Solo tenía 25 años y era su trabajo de final de grado, pero con El mal querer, su segundo LP de estudio tras la colaboración de Raül Refree en Los Ángeles, además de revolucionarlo todo, la catalana se libró de esa maldición callando bocas.