El ministro alemán Wolfgang Schmidt, sobre la injerencia electoral de EE UU: “No necesitamos sugerencias de nadie”
El jefe de la Cancillería, el colaborador más cercano de Scholz, rechaza las críticas de haber arrastrado los pies en la ayuda a Ucrania y admite que las peleas internas en la coalición de Gobierno han lastrado su actuación
Hamburgo. Diez de la mañana. Varios grados bajo cero. El ministro Wolfgang Schmidt trata de arañar los últimos votos para el Partido Socialdemócrata (SPD) en las elecciones de dentro de tres días. Un hombre en silla de ruedas se le acerca para pedirle, por encima de todas las cosas, que después del domingo no pacten con los democristianos. “Y menos con Friedrich Merz como jefe, que se ha aliado con los ultras”, le espeta. “Sigo luchando hasta el final para que Olaf Scholz siga siendo canciller. Pero para eso necesito su voto”, responde Schmidt. La conversación ilustra a la perfección lo que está a punto de pasar en Alemania: las encuestas señalan una realidad tozuda: que la CDU de Merz ganará las elecciones y que los socialdemócratas aspiran, como mucho, a entrar en una coalición como socio menor, ya sin Scholz en el Gobierno.