El mito del arancel protector

Los impuestos al movimiento de mercancías entre países responden a un modelo desfasado, utópico y lesivo para todos

Mar 15, 2025 - 06:00
El mito del arancel protector

Los recargos a las entradas (o salidas) de mercancías de un determinado territorio son tan antiguas como el comercio mismo. No creo que sea posible establecer con precisión los orígenes de los aranceles, las aduanas, pero sí razonar su significado en siglos recientes. Podría expresarse del modo siguiente: en los mundos antiguos, considerando la dificultad del poder político aristocrático, nobiliario, monárquico, de república urbana, medir la riqueza en el mundo rural y las capacidades de los mundos campesinos diversos, una de las fórmulas alternativas más seguras de recaudación tributaria fue gravar el tráfico de mercancías entre lugares distintos, a corta o a larga distancia. Establecer una modesta aduana portuaria donde se garantizase el acceso de productos agrarios o manufactureros era el mejor de los de los negocios para el gobernante. En efecto, no exigía una gran y costosa administración funcionarial, a diferencia de lo que sucedía en el caso mencionado. Y segunda ventaja notoria: las normas a cumplir eran de fácil concreción y difusión, así como podían ser alteradas en beneficio de los gobernantes cuando a éstos les conviniese, alegando las razones que fuesen, de iure o de facto. Como el valor de las mercancías más costosas en cualquier época, como telas lujosas, incienso y mirra, metales preciosos, opio, justificaba en ocasiones su transporte a muy larga distancia, las tarifas que se les aplicaban repercutían en su precio final pero no imposibilitaban el recorrido y el pago de aranceles en más de un punto.

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