El mundo como esperpento
La mirada de Valle-Inclán sigue sirviendo para acercarse al mundo de hoy, sometido también a una “deformación grotesca”
“El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”, le dice Max Estrella a Don Latino. En la frase anterior había definido su mirada: “Los héroes clásicos, reflejados en los espejos cóncavos, dan el Esperpento”. Un nuevo montaje de Luces de bohemia, de Ramón María del Valle-Inclán, se pudo ver en Madrid hasta diciembre en el Teatro Español. Y todavía puede visitarse la exposición Esperpento en el Reina Sofía, en la que a partir del concepto de Valle se explora la relación que se dio entre el arte popular y la revolución estética en España a lo largo del primer tercio del siglo pasado. Max Estrella insistía en la deslumbrante pieza de Valle y le decía a su amigo: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”. A la manera de quienes pertenecían a la generación del 98, Valle seguía dándole vueltas a las señas de identidad de este país, y de nuevo aparecía el desgarro de considerarlo distinto al resto de los países europeos.