El oro y la insolencia
Trump reaparece como títere de un nuevo poder económico y mediático que considera que la democracia es un obstáculo para sus pretensiones
Una inquietante sensación de desconcierto y de inestabilidad generalizada. Este es el estado de ánimo que transmiten los medios de comunicación que cumplen religiosamente el ritual del balance del año que se va y de las expectativas del que empieza. Tan elevado es el nivel de confusión que un periódico de la solidez del Financial Times dibuja cinco escenarios posibles para el nacimiento de un nuevo orden mundial: una gran negociación del poder global, una guerra por accidente, la anarquía en un mundo sin líderes, una globalización sin Estados Unidos, o el triunfo del America first. Realmente un muestrario de amplio espectro, indicativo del desconcierto vigente, que tiene el valor de levantar acta de que estamos ante un proceso de ruptura con la arquitectura política y social de la segunda mitad del siglo XX, que empezó en 1989, con el hundimiento de los regímenes de tipo soviético y que cobró aliento después de la crisis de 2008. La fantasía de la expansión de la democracia en el mundo se desvanece de manera acelerada: el autoritarismo posdemocrático avanza cada vez más imparable.