El peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás
Una exposición en Atenas recuerda el arte contestatario que, en los sesenta y setenta, defendió los principios de la democracia y se enfrentó a las dictaduras en España, Portugal y Grecia


A primera vista, el retrato mordaz de Franco pintado por Fernando Botero, las estampas del Che Guevara creadas por el griego Tassos y las pinturas de Paula Rego, alegorías del oscurantismo moral de la dictadura portuguesa, no tienen mucho en común. En realidad, las tres obras surgen del turbio clima cultural de los últimos días de las autocracias en tres países del sur de Europa, cuando España, Grecia y Portugal fueron anomalías en el rincón occidental del mapa europeo, una mancha oscura en un continente que, pese a las heridas de las guerras mundiales y los estragos de la Guerra Fría, quería liderar la marcha hacia el futuro guiado por los principios de la democracia liberal.