El quid no era el sombrero: por qué el vestuario de Melania Trump esta vez sí esconde verdaderos mensajes comerciales y geopolíticos
Aunque el gesto más comentado fue un sombrero de ala ancha que impedía ver los ojos de la primera dama, el hecho más importante para la industria de la moda era la presencia del presidente de LVMH en las bancadas de la investidura
El lunes todos los análisis en torno al vestuario elegido por Melania Trump en la ceremonia de investidura perdieron valor o al menos cambiaron totalmente de sentido en el momento exacto en el que a los buzones electrónicos de todos los periodistas de moda del mundo llegó una nota de prensa desde París que rezaba así: “Estimados colaboradores. Nos complace anunciaros que Melania Trump iba de Dior en la visita del cementerio nacional de Arlington. Llevaba una capa negra de cachemira. Si necesitáis más información, no dudéis en poneros en contacto con nosotros”. Una de las principales firmas del conglomerado de lujo más importante del mundo, LVMH, anunciaba, promocionaba y por tanto respaldaba que la primera dama republicana hubiese escogido una capa negra suya para la visita al Cementerio Nacional de Arlington. Y lo hacía exactamente a la misma hora en la que el mundo podía ver en vivo y en directo que entre los rostros de empresarios invitados por el nuevo presidente a la ceremonia de investidura se encontraban todos los miembros de la familia Arnault, los propietarios del holding.