El rediseño de Alcaraz: cinco gramos y nuevo saque para lograr el pleno en los grandes
El murciano experimenta con el impacto de bola y la estabilidad al resto para intentar desarticular a Sinner y atrapar en Melbourne el ‘major’ que le falta
La línea 70 del tranvía marca la temperatura real del torneo en Australia a su paso por la estación de Flinders. Es sábado, aprieta la humedad con fuerza y pese a que todavía no haya comenzado la acción, los aficionados ascienden de manera ordenada —prohibido el estrés, lema local; la vida un punto por encima de las obligaciones— y los vagones se llenan enseguida hasta arriba. Este domingo comienza lo bueno, el tenis es religión por esta tierra y hay ganas de Sinner, de Sabalenka, de Gauff y de Swiatek, también de Djokovic y de Alcaraz, por supuesto, enfrascado este último en el laboratorio a lo largo del último mes para convertirse en la kriptonita que nadie o casi nadie ha conseguido elaborar; acaso él, el murciano, el mismo que tumbó el curso pasado tres veces al número uno, el joven rey gélido que parece no sentir ni padecer, el que gana, gana y gana. El que crece y crece. Este 2025 de inflexión absoluta —ya no hay discusión alguna sobre qué era domina— parte con una premisa clara: Sinner, el gran desafío.
A POR UN ‘TRÉBOL’ DE RÉCORD
Solo unos pocos elegidos han conseguido completar el trébol del tenis, la gloria en los cuatro grandes. De hecho, no pocos nombres ilustres —Borg, McEnroe, Connors, Lendl, Wilander, Edberg, Becker, Sampras, entre otros— se quedaron en el intento. A otros tótems les costó más o menos, y ahora Alcaraz tiene a tiro superarlos a todos en términos de precocidad.
Hasta ahora, el más veloz ha sido Rafael Nadal, al que le costó seis temporadas: de 2005 a 2010, de Roland Garros al US Open como broche. Roger Federer, por su parte, se dilató un año más, entre 2003 y 2008; la arena de París fue el escenario que más se le resistió al suizo. Y Novak Djokovic, el vencedor final de la gran carrera histórica, empleó nueve cursos (2008-2016) hasta que se coronó en la Chatrier.
El mismo Andre Agassi, admirado por el propio Alcaraz, no pudo logarlo hasta que transcurrieron ocho ejercicios, entre 1992-1999. El español, plusmarquista ya en la ascensión al número uno, quiere añadir otra distinción redondeando la colección en cuatro años.