El triste adiós del Girona a Europa ante el Arsenal
El equipo de Míchel, que no le ha cogido el pulso a la competición, cae frente a un rival que le negó el balón
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Se acabó lo bueno. Ya no se escuchará más la tonadilla de la Champions en Montilivi ni desfilarán los mejores equipos del planeta. El Girona, superado por la competición y por unos rivales de pedigrí, se despide de Europa hasta más ver, condenado por ser un casi permanente, por un quiero y no puedo. El equipo alcanzó la élite para enhebrar un paso torcido, frágil en resultado —que no en juego—, incapaz de decir la suya, solo con el triunfo frente al Slovan Brastislava. De París a Milán, con escala en Eindhoven, también frente al Liverpool… Una pasarela de oro que a sus pies se convirtió en barro. Como ocurrió, de nuevo, ante el Arsenal.