Empate de fútbol y fe entre el Espanyol y el Girona
El equipo blanquiazul sacó jugo a su contragolpe hasta que la persistencia del rival dijo basta sobre la bocina

La fe mueve montañas. Y si no lo hace, a este Espanyol le falta poco para lograrlo. Cree en su librillo y tanto da que sea rácano o poco vistoso; lo suyo es el pragmatismo y con una defensa tan abigarrada como sólida le alcanza para disfrutar de las contras y resquebrajar a los rivales, además de para creer en la salvación. Pero no le bastó, en cualquier caso, para tumbar al Girona, que también se fio a su fútbol y aprovechó un penalti de Urko sobre Tsygankov sobre la bocina para sellar el empate. Ese que hizo, al fin y al cabo, que el lunes fuera un poco mejor para los dos equipos.