En los dominios del Águeda
El río traza el turismo de naturaleza en esta zona fronteriza: pasa ruidoso por el yacimiento de arte rupestre de Siega Verde, lo sobrevuelan buitres en el parque natural de Arribes del Duero y luce tranquilo si se contempla desde la terraza del parador de Ciudad Rodrigo

Al visitante de ciudades monumentales hay que ponérselo fácil para que pise campo, para que después de una catedral o un palacio se adentre en la naturaleza. El entorno de Ciudad Rodrigo (Salamanca) es propicio para dar los primeros pasos fuera del asfalto o para consolidar una afición iniciada en otro destino. A 40 minutos en coche se encuentra el parque natural de los Arribes del Duero, en la frontera con Portugal, un sitio fuera del radar. Una caminata asequible sirve para asomarse desde la altura al Águeda, un río en estado salvaje sobre el que vuelan buitres en busca de carroña. Más cerca de la ciudad, a 15 minutos, se ubica el yacimiento arqueológico de Siega Verde. Al aire libre también, pero a ras de agua esta vez, alberga pinturas de caballos y cérvidos en la roca de hace 15.000 años. Sin perder de vista el Águeda, desde la terraza del parador de Ciudad Rodrigo, se observan las estrellas con ayuda de un telescopio y dos expertos en astronomía. En el núcleo urbano uno vuelve a sentirse en la naturaleza.
Redacción y guion:
Mariano Ahijado
Coordinación editorial:
Francis Pachá
Fotografía:
Emilio Fraile
Desarrollo:
Rodolfo Mata
Diseño:
Juan Sánchez
Coordinación de diseño:
Adolfo Domenech