En plano secuencia
Un mundo que no quiere escuchar nada que le contradiga es un mundo censor y bochornosamente pacato

Hace años el director de cine Roman Polanski, pese a ser gran admirador de Hitchcock, criticaba con dureza el ejercicio de estilo que impulsaba La soga. Se trataba de rodarla entera en lo que se podía considerar un solo plano secuencia. En su opinión, el error fundamental de Hitchcock consistía en que se pasaba la película encontrando excusas para mover la cámara, en lugar de tan sólo mover la cámara en aquellos momentos en que ocurriera algo preciso que obligara ello. Polanski, que fue un maestro de la puesta en escena, conocía bien los peligros de una profesión que se desempeña entre el oleaje del mundo del espectáculo. Es obvio que La soga ha quedado reducida a aquel único mérito de la destreza para ocultar los entonces obligatorios cambios de rollo de negativo. Todo esto vuelve al recuerdo al ver la serie Adolescencia, cuyos cuatro capítulos están grabados en un solo plano continuo a través de las distintas secuencias. Este ejercicio le añade a lo que cuenta un grado de verosimilitud, como sucede a veces con ese bobo reclamo del “basado en hechos reales”.