Encerrados 22 horas al día, la acogida de refugiados en el cuartel de Carabanchel: “Era como una prisión”
Migraciones aloja en un terreno militar en el sur de Madrid a casi 2.000 migrantes sin apenas libertad para salir a la calle

La puerta corredera del antiguo cuartel General Arteaga de Carabanchel, en el sur de Madrid, solo se abre de cuando en cuando para que entren y salgan las furgonetas de la Cruz Roja. La mayoría del tiempo, esa pesada puerta metálica, la única salida al mundo exterior para unos 1.900 inmigrantes acogidos dentro de las instalaciones, permanece cerrada. Pese a que no es un centro de detención, los residentes tienen restringida su libertad de movimiento: apenas pueden salir a la calle dos horas al día. Y por turnos. Sima, un joven refugiado de Malí que se jugó la vida en el mar para alcanzar España, sintió el rigor de este encierro durante meses: “Era como una prisión, me sentía como si yo hubiera hecho algo malo, pero yo no he hecho nada, vine para buscarme la vida”. Ningún otro centro para migrantes tiene estas restricciones. El Ministerio de Migraciones no explica por qué este funciona así.