España construye un laboratorio puntero en el fin del mundo
La ministra de Ciencia, Diana Morant, visita las obras en la remota isla antártica de Decepción
Tras beberse una botella de cava, el día de Navidad de 1986, cuatro científicos españoles zarparon de una base polaca en busca de un lugar en el que establecer el primer campamento de España en la Antártida. La bióloga Josefina Castellví era una de ellos. En sus memorias relató que desembarcaron en una playa de la isla Livingston y montaron una tienda de campaña. En la entrada colocaron un papel escrito a mano cutremente que decía: “Primer campamento del CSIC [Consejo Superior de Investigaciones Científicas] en la Antártida”. Tres años después, el Ejército de Tierra inauguró un modesto refugio, bautizado Gabriel de Castilla, en la cercana isla Decepción. Aquellas tiendas de campaña ya son historia. España construye ahora uno de los laboratorios más modernos de la Antártida.