Espectáculo o tradición, historia frente a industria. ¿Hacia dónde quiere ir el tenis?
El deporte de la raqueta, distinguido por su conservadurismo, intenta captar a las nuevas audiencias entre dilemas: modernizarse, pero sin perder la esencia histórica
Novak Djokovic, maestro de la disertación, se extiende sobre un asunto que empieza a coger forma, preocupado como está el tenis porque se ha cerrado ya la gran época dorada —los Nadal y Federer, las Williams y Sharapova— y siempre hay que pensar en un futuro, que tal y como van los tiempos significa hoy. En realidad, ya. “Tenemos una historia y una tradición de la que estamos orgullosos y que hace que nuestro deporte sea diferente a otros, pero, al mismo tiempo, creo que hemos ido un poco por detrás de los otros respecto a los cambios y la adaptación al ritmo de evolución de la sociedad; todos sabemos que la nueva generación no tiene una gran capacidad de atención y que quiere movimiento todo el rato”, expone el de Belgrado, que a su vez habla de las cheerleaders estadounidenses y de que, por qué no, el tenis podría importar algunos matices del espectáculo de la Super Bowl o la NBA.