Europa, Trump y la conquista del Oeste
El conflicto entre potencias nada tiene que ver con ningún choque de civilizaciones, sino con una guerra abierta por el control de los recursos naturales


¿Puede una potencia cambiar la percepción que de ella tiene el mundo mientras reconstruye su propio mito fundacional? Mientras por aquí solo vemos guerras arancelarias y la necesidad del rearme, Trump cambia el liberalismo globalista por el más brutal de los realismos al tiempo que transforma lo que significa ser estadounidense en el siglo XXI. Frases como “el espíritu de la frontera” o “la próxima gran aventura” no son simples ocurrencias de un loco, sino eslóganes pensados para transmitir una sensación de expansión sin límites y reactivar la imagen de un país en constante crecimiento y adaptación, territorialmente, pero también en influencia global, económica y política. Lo cuenta Valentine Faure en Le Monde, explicando cómo Trump ha adoptado y adaptado el mito de la conquista del Oeste a través del mito de la frontera como idea fundacional de EEUU: su expansión como misión divina o destino inevitable de una gran nación. La ocurrencia de conquistar Groenlandia encaja bien en una narrativa más amplia sobre su supuesto destino de grandeza.