Fabricantes sin escrúpulos, antídotos inútiles y escasez de medicamentos frente a las mortíferas mordeduras de serpiente en África

Una investigación de The Bureau of Investigative Journalism revela que, en África subsahariana, los pacientes se enfrentan a un “salvaje oeste” donde los tratamientos para el veneno de estos reptiles cuestan una fortuna o no funcionan

Feb 13, 2025 - 05:00
Fabricantes sin escrúpulos, antídotos inútiles y escasez de medicamentos frente a las mortíferas mordeduras de serpiente en África
Collage de Aba Marful (Morganite) para The Bureau of Investigative Journalism

Kamidikolo, un obrero del sur de Uganda de 60 años, estaba tratando de averiguar qué había hecho que las ratas entraran corriendo en su casa cuando sufrió la mordedura de una serpiente, justo cuando intentaba alcanzar una lámpara. Ese fue el último instante en el que este hombre pudo usar ambos brazos. Cuando Kamidikolo llegó al hospital, el veneno ya había comenzado a descomponer su piel y músculos. La carne alrededor de la mordedura se estaba necrosando y desprendía un olor a carne podrida.

Seguir leyendoThea Litschka-Koen, una destacada experta en mordeduras de serpiente, fotografiada en Esuatini en enero. Collage de Aba Marful (Morganite) para The Bureau of Investigative Journalism.Viales de antídoto en un laboratorio del Instituto de Biomedicina de Valencia, en Valencia, España, fotografiados en agosto del 2024.El doctor Juan Calvete, experto mundial en antídotos, en su laboratorio del Instituto de Biomedicina de Valencia, en Valencia, España, fotografiado en agosto del año pasado.

¿Cómo se analizaron los antídotos adquiridos por TBIJ?

Calvete y su equipo realizaron pruebas para cinco antídotos suministrados por TBIJ, que habían sido adquiridos en Nigeria, Tanzania y Uganda. Cada antídoto venía en forma de un polvo fino, el cual se pesaba. Luego, el equipo diluyó los polvos en una solución salina y analizó la cantidad de los ingredientes esenciales que había en cada vial.

A continuación, comprobaban la eficacia con la que el antídoto se adhería a los venenos de cuatro de las serpientes más peligrosas y extendidas en el África subsahariana: la víbora sopladora, la cobra escupidora de cuello negro, la mamba negra y la víbora de alfombra de África occidental. La capacidad de adhesión muestra a cuánto veneno se “adherirá” el antídoto por unidad. A grandes rasgos, cuanto más se pueda adherir, mejor funcionará el antídoto. La adhesión a las toxinas del veneno es el primer paso para detenerlas; si el antídoto no puede adherirse a ellas, no puede neutralizarlas. La adhesión es un buen indicador de si un antídoto puede contrarrestar un veneno en particular.Uno de los viales de antídoto comprados por TBIJ en África subsahariana y analizados en el laboratorio del doctor Calvete, en febrero de 2024.El doctor Eugene Erulu, que se niega a utilizar Inoserp en sus pacientes, en su consulta de Watamu, Kenia, en una fotografía de febrero del 2024.Un equipo

Un medicamento antiguo sujeto a normas antiguas

El primer antídoto contra la mordedura de serpiente se fabricó a mediados de la década de 1890. La forma en que se fabrican los antídotos no ha cambiado realmente desde entonces: las serpientes son “ordeñadas” para obtener su veneno, que se inyecta en caballos u ovejas, que luego producen potentes anticuerpos. Convertir esos anticuerpos en antídotos implica extraer plasma (la parte líquida de la sangre) de los caballos. Jeff Brown, un científico especializado en productos farmacéuticos y dispositivos médicos, califica los antídotos como “antigüedades” del mundo del desarrollo de medicamentos. “Es como coger una cucharada de sangre de caballo y aplicártela, y esperar que salga bien”, explica Brown, que trabaja para PETA Science Consortium International.

A diferencia de la mayoría de los medicamentos, los antídotos no tienen que pasar por ensayos clínicos con humanos para comprobar su eficacia y seguridad. Esto se debe en parte a que se introdujeron antes de que los ensayos clínicos fueran obligatorios y a que su forma de elaboración no ha cambiado desde entonces. Esto significa que hoy en día se ofrecen a la gente antídotos contra las mordeduras de serpiente que solo se han probado en animales.

El profesor Nicholas Casewell, director del Centro de Investigación e Intervenciones de Mordeduras de Serpiente de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, señala que no se tienen pruebas sólidas para estos tratamientos. Aunque parezca que funcionan en ratones, advierte, “no se puede estar seguro de la dosis a la que serán eficaces en humanos, lo que plantea muchos retos a los médicos”. Otra peculiaridad es la información que los fabricantes escriben en la caja. Incluso para un medicamento básico como el paracetamol, la mayoría de los reguladores exigen que el envase indique la cantidad del ingrediente esencial en cada dosis; por ejemplo, un comprimido estándar de paracetamol en Reino Unido contiene 500 mg. Pero los antídotos que se venden en toda África no especifican cuánto ingrediente esencial hay en cada vial. “Es totalmente descabellado administrar un medicamento cuando no se conoce la cantidad de producto activo que contiene el frasco”, señala el profesor Juan Calvete, que dirigió las pruebas de antídotos del TBIJ.

No hay nada que impida a los fabricantes hacer las afirmaciones que quieran sobre el número de venenos de serpiente diferentes que pueden tratar y la dosis necesaria para hacerlo, algo que las pruebas del TBIJ han demostrado que es extremadamente poco fiable en algunos casos. Calvete describe la normativa actual como una tragedia: “Hay que cambiar las reglas”.