Filosofía: la formación de demócratas empieza entre pupitres

Expertos y profesores abogan por dar más peso a esta materia en edades tempranas y alertan sobre las redes sociales como freno al pensamiento crítico

Mar 9, 2025 - 00:00
Filosofía: la formación de demócratas empieza entre pupitres

La enseñanza de la filosofía en los colegios ha sido un tema de debate recurrente a lo largo de los años, no solo por su presencia en el currículo —del que entra y sale según la reforma educativa de turno—, sino también por la forma en que debe ser abordada. Los filósofos defienden que precisamente hoy, en la era de la inteligencia artificial (IA) y la información constante, polarizada y no siempre cierta en las redes sociales, es más necesaria que nunca su reivindicación. Porque ya lo decía la Unesco en su Declaración de París de 1995: “La enseñanza de la filosofía debe mantenerse o ampliarse donde ya existe o implantarse donde aún no existe (…) porque es una herramienta esencial para desarrollar el pensamiento crítico, la libertad de juicio y la ciudadanía democrática”.

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Preescolares que debaten sobre lo humano y lo divino

Para filosofar no parece haber edad. Si se le pregunta al catedrático José Antonio Marina a qué edad debería introducirse la filosofía en las aulas, aunque no sea como una asignatura formal, no duda: en el último ciclo de la enseñanza infantil. “A esa edad el niño está aprendiendo a estructurar su inteligencia, se hace preguntas, las responde…, es una etapa perfecta para empezar”, señala. Y para que los más incrédulos vean con sus propios ojos cómo es posible hacer que los preescolares reflexionen sobre lo divino y lo humano, Marina recomienda una maravillosa película documental, Ce n’est qu’un début (Solo es el principio, en español), de Pierre Barougier y Jean-Pierre Pozzi, en la que a lo largo de un curso, sentados en un círculo alrededor de una vela encendida y con ayuda de su maestra Pascaline, un grupo de niños de tres a cinco años aprenden a reflexionar, a escuchar, a debatir sobre cuestiones como el amor, la amistad, la libertad y la muerte, mostrando espontaneidad, humor y, a veces, una lógica sorprendente. “La filosofía ayuda a los niños a fijar la atención, a hilar sus pensamientos, a escuchar, a organizar sus argumentos. En definitiva, la filosofía estructura su inteligencia”, reivindica Marina.