Guardiola cae en su propia trampa
El técnico del City, que dice que la plantilla envejeció, empleó su táctica más arriesgada, según sus rivales y sus jugadores

Pep Guardiola acabó la temporada 2023-24 agotado. Después de plantearse dejar de entrenar en clubes para trabajar en una selección —ambiciona dirigir España o Inglaterra algún día—, o para cogerse un año sabático, se inclinó por mantenerse leal a Khaldoon Mubarak, el presidente del Manchester City, y prolongar su contrato hasta 2027. Después de ocho años en el club, supuso un paso insólito en una trayectoria marcada por la construcción de proyectos que dejaba al cabo de tres o cuatro años. El entrenador más influyente del siglo siempre supo que su fuerte es la táctica y no la gestión humana. El roce con las plantillas provoca un desgaste que le resulta difícil de compatibilizar con la exigencia cotidiana. Seis meses después del verano de incertidumbre, el desplome es rotundo. El City, que venía de levantar la Copa de Europa en 2023 además de cuatro Premiers seguidas, quedó eliminado de la Champions después de exhibir el juego más deprimente jamás visto en un equipo de Guardiola.