Guerra comercial: instrucciones de uso
Con las crisis, en Europa se esfuman certidumbres y se violan tabúes, se cruzan líneas rojas y se reescriben las reglas. Trump ha tocado a rebato: se acabó la hipnosis, hay que despertar

El papanatismo europeo de los últimos tiempos terminó el jueves de sopetón. No, Trump no es el de su primer mandato. Y no, los planes que Bruselas tenía preparados no sirven para nada. El presidente de EE UU firmó un memorándum que, básicamente, le deja manos libres para hacer lo que quiera dentro de un par de meses. Tenía sobre la mesa imponer un arancel universal del 10%. Pero “aranceles recíprocos” es un sintagma que suena mucho mejor. “Impondremos las mismas condiciones que nos ponen nuestros enemigos y ganaremos la guerra comercial”, viene a decir el trumpismo con esa mezcla de economía para dummies y el tono amenazante del primo de Zumosol. ¿Cómo lo hará? Nadie lo sabe. Trump ganó ayer la victoria de los titulares, y entre abril y junio tendrá aterrizada una propuesta mientras se dedica a negociar con todos los países. Solo una cosa es segura: para mediados de año los aranceles serán más altos. ¿Cuánto? “Lo más seguro es ya veremos”, dice un refrán caribeño.