Guerra fría en el hockey sobre hielo
Las selecciones canadiense y estadounidense ejemplificaron las recientes tensiones geopolíticas entre ambos países en un torneo amistoso

Donald Trump odia el baloncesto y adora el hockey sobre hielo. Lo ha dicho en alguna ocasión: el deporte de la canasta le parece un nido de disidencia política y propaganda antiestadounidense. El del stick y disco, en cambio, le resulta digno, noble y patriótico como el béisbol o el fútbol americano.