Guía para disfrutar de seis fiestas almadieras en el Pirineo de abril a julio
En las próximas semanas, los ríos Segre, Gállego, Esca, Aragón Subordán, Cinca y Noguera Pallaresa serán escenario de los descensos con nabatas construidas con decenas de troncos y gobernadas sobre las aguas bravas con las mismas técnicas de hace siglos

Hay constancia de que, al menos, desde el siglo XV los ríos que bajaban de los altos valles del Pirineo, a un lado y otro de la frontera entre España y Francia, se usaban para transportar los troncos de haya, pino, abeto, roble y otras especies para alimentar la industria maderera, en general, y la construcción de barcos, en particular. Se formaban balsas de más de veinte metros de longitud (llamadas almadías en Navarra, nabatas en Aragón y rais en Cataluña) con los troncos unidos con cuerdas vegetales de sarga (berdugos), sobre las que los almadieros navegaban desde las tierras altas hasta el Ebro y de allí a Tortosa, en Tarragona, donde vendían la madera a los astilleros. El descenso podía durar una semana, era peligroso, pero estaba bien pagado. Después, los almadieros volvían a casa andando, a veces con los bolsillos vacíos, tras gastarse el dinero en las numerosas tentaciones que ofrecía el camino de regreso. A mediados del siglo pasado, la construcción de embalses y la mejora de las comunicaciones acabaron con este trasiego.