Halcones en Washington y buitres en México
Lo del Zócalo es un acto de política interna para visibilizar el apoyo popular. Podemos coincidir o no en la conveniencia de hacerlo, pero pretender que eso es la estrategia de Sheinbaum para responder a Trump son ganas de molestar


Puedo entender que la oposición y muchos críticos tengan un proyecto de país distinto al de la fuerza gobernante y están en su derecho de expresar su disentimiento. Pero me parece urgente la necesidad de recalibrar enfoques frente a la magnitud de los procesos en marcha. De otra manera se corre el riesgo de terminar como el pasajero que minutos antes del naufragio del Titanic se la pasa reclamando al capitán por el excesivo bamboleo del barco. El mundo está cambiando frente a nuestros ojos: la Casa Blanca aliado a Rusia en contra de Europa después de sostener lo contrario durante 70 años; el fin de la apertura comercial y regreso al proteccionismo tras cuatro décadas de globalización desenfrenada; agresión comercial hostil de Estados Unidos a sus dos vecinos y cancelación de Norteamérica como región comercial. Cambios que representan un tiro de gracia a la estrategia que México ha seguido durante los últimos 40 años, basada en la integración económica sin cortapisas y la apuesta por la relocalización. Eso ya cambió, independientemente de la decisión temporal que vaya a tomarse en materia de tarifas esta semana. Es obvio que la espada de Damocles persistirá en lo sucesivo, lo cual hace improbable el arribo de nuevas inversiones en México destinadas a producir para el mercado estadounidense.